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El Papa Francisco I ve con buenos ojos la creación de una orden monacal de meretrices

Le fue propuesta la idea por un grupo de numerarias del Opus Dei

Existe la posibilidad de que en breve tiempo exista una orden de monjas meretrices expertas en los placeres de la carne.



Seis numerarias del Opus Dei "bastante guapillas" según el secretario personal del Papa, Monseñor Georg Gaenswein, fueron recibidas en el día de ayer por la mañana por su Santidad Francisco I y le propusieron la creación de una orden monástica de meretrices. El fin de esta orden sería evitar los excesivos casos de pederastía de los que continuamente están siendo acusados los sacerdotes católicos "para rebajar su líbido y que paguen en nosotras su insana lascivia. Lo tomaremos como un sacrificio que seguro será del agrado de Dios nuestro Señor" -afirmó la lideresa de las numerarias-.

Según el secretario personal del Pontífice a éste se le saltaron las lágrimas y se le iluminó el rostro al escuchar la interesante propuesta de las numerarias de la Obra. Miriam de la Cruz, lideresa de estas seis valientes y beatas mujeres, no tuvo reparos en explicar al Sumo Pontífice los rudimentos de la futura Orden de las Siervas de María Magdalena:

El funcionamiento de la orden será sencillo y austero "no le costará nada a la Iglesia" según explicó Miriam de la Cruz: "reclutaremos novicias en los primeros cursos de la universidad, que siempre viene bien algo de cultura, posteriormente iremos fundando casas conventuales, a ser posible en transitadas carreteras nacionales de toda Europa, a las que pondremos un neón visible en el exterior con una imagen de Santa María Magdalena a todo color, las novicias realizarán bajo la supervisión de las más experimentadas servicios sexuales a cualquier cliente devoto que desee recibirlos, siempre previo pago. Así nos financiaremos de forma autónoma. Nuestros clientes no tendrán que preocuparse por el pecado cometido, a la misma salida del convento dispondrán del pertinente servicio de confesor, incluso con el tiempo podremos ofrecerles una misa breve y la Santa Eucaristía siempre que esperen en pequeños grupos. Así regresarán a sus hogares libres de pecado y sin remordimientos".

A última hora de la tarde Giusseppe Picchia Grossa, reputado sastre entre la curia ya tenía preparados algunos modelos para las futuras sores.

Miriam de la Cruz siguió explicando: "por supuesto, esto nos permitirá asistir gratuitamente a los sacerdotes y monjes cercanos. Las novicias, que también llegarán a sores e incluso a madres superioras o abadesas, harán salidas cuando así lo requiera algún sacerdote de la comarca, siempre de forma gratuita. Y en el caso de tener en la zona algún sacerdote de líbido demasiado elevada podremos llegar a proporcionarle servicios fijos de barragana e incluso de barragana y concubina fingiendo que son su hermana y su sobrina, todo ello sin pagar un solo euro. Todo sea por el bien de la Santa Madre Iglesia y para que estos hombres de Dios puedan seguir ejerciendo voluntariamente el celibato para entregarse plenamente al Señor, sin caer en pecado ni en nefastas tentaciones de yacer con niños o adolescentes".

El Papa Francisco, que en varias ocasiones tuvo que reprender a las numerarias por el tuteo y toqueteos al que lo sometían, les dijo que no había más que hablar y que se pusiesen manos a la obra pero ya, que lo quería todo hecho para ya mismo. Y como la caridad bien entendida comienza por uno mismo les cedio como primer convento y matriz de la orden una pequeña casa de 2000 metros cuadrados sita en el interior del Estado Vaticano que ya están acondicionando las primeras numerarias y fundadoras de la Orden de las Siervas de María Magdalena.

El Papa, visiblemente emocionado, comunicó a la prensa "seguro que nuestros fieles verán con sumo gozo esta gran obra. El sacrificio de las que profesen su fe a través de la Orden de las Siervas de María Magdalena a buen seguro que recibirá su grata recompensa en el cielo durante toda la eternidad".

Al ser preguntadas las futuras sores por su sobrevenida vocación una de ellas respondió con mucho desparpajo "hay conventos de monjas que hacen pasteles deliciosos y muy cotizados, en otras se tejen primorosas prendas de vestir de todo tipo igualmente cotizadas, así que nos preguntamos ¿por qué no se puede servir a Dios a través de una sexualidad sana y de gran calidad? Y en esas estamos, deseando empezar" Tras sus últimas palabras todas rieron al únisono tapándose tímidamente las bocas con la mano y ruborizándose levemente.
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